miércoles, 9 de septiembre de 2009

Zapatos Nuevos


Los hombres son como un par de zapatos nuevos. Puede sonar extraño pero créanme que así es. A veces pasas por una tienda sin rumbo alguno...y ahi está ese hermoso par de zapatos al que le habías echado el ojo hace un tiempo, pero por alguna extraña razón no se había dado la ocasión de llevártelos. Puede ser que te los hayas probado, te miraste en el espejo, pero por un que sé yo simplemente no convencieron del todo o, por otro lado, estabas totalmente convencida pero la oferta no fue suficiente. En cambio ahora se muestran con en gloria y majestad, hay una repisa llena de competidores, pero sólo ellos brillan, los miras, te acercas, te los pruebas; son perfectos. De pronto te mira alguna chiquilla con cara de te los vas a llevar? porque ella también los quiere, pero no! jamás los dejarás pasar de nuevo, esta vez son tuyos; tienes que llevártelos. Que ni se le ocurra siquiera mirarlos de nuevo.

Ahora viene el problema... ese par de increibles y únicos zapatos en su perfecta caja, que te hacen tan feliz mientras están ahi, impecables, como hechos para el maniquí que los llevaba puestos en la tienda, no aguantan ni el primer traspié, menos un baile prolongado ni una camipnata. No importa cuánto hayas invertido en ellos, porque obvio, una absolutamente hipnotizada no escuchó los consejos sobre un taco muy alto, ni que los adornitos se podían caer o que después de un rato por un camino irregular ya no ibas por la vida color de rosa..nooo!! nos autoconvencimos que los zapatos se amanzan, cual caballo chúcaro. Vale la pena pasar el dolor de pies del terror una y otra vez hasta que los zapatos cedan? si al final te das cuenta que no convinan con nada de lo que tienes en tu closet! De pronto un par de lindas zapatillas ultra onderas, combinables, cómodas, sin grandes pretenciones ni cuidados, son lo mejor; siempre ahi...aperran contigo en todas partes.