domingo, 6 de abril de 2008

Chicago Glamour


El viaje a Chicago no sólo fue entretenido, fue glamour en extremo y me sirvió para cargar baterias para este último tramo de mi aventura por Estados Unidos.

La cosa es que no nos pudimos sentir más fuera de lugar que el día en que llegamos, viajamos 6 horas por la carretera, atravesando el interminable Wisconsin, comiendo en las gasolineras del camino y tratando de llevar una conversación algo coherente con nuestra anfitriona, auspiciadora y conductora Tamara, la host mom de Ana y digo coherente porque a las 5 de la mañana, al menos yo, no pensaba en otra cosa más que en una mullida almohada y una mantita para seguir durmiendo.

Apenas nos estacionamos frente al Drake sale un ejército de serviciales botones a recibirnos y nosotras con cara de trasnoche y zapatillas embarradas..plop! El famoso hotel Hotel Drake, es uno de los más topísimos de Chicago, en pleno centro de la ciudad. Es el típico ultra Hotel, con lámparasde lágrimas antiquísimas y molduras doradas everywhere, debo admitir que todo se veía demasiado bien. Está a media cuadra de Magnificent Avenue, lugar donde están todas las tiendas de diseñadores famosos y donde obviamente no podía comprar ni un pañuelo...considerando que los pañuelos eran de Louis V. o Ralph Lauren.

Tamara y su amiga nos llevaron a pasear por los lugares mas famosos de la Ciudad del Viento, cuyo nombre está totalmente justificado, la famosa brisa en un principio terminaba en abominable ventorela de la cual nadie salía ileso. Aún así, nos preguntábamos cómo había gente que lucía bien bajo esas condiciones, lo que es nosotras nos tapábamos con lo que tuviéramos a mano y aún así teníamos los ojos llorosos y la nariz roja como un tomate.

Cómo ya lo habíamos decidido, un día salimos a investigar la noche de Chicago, vimos en una revista del hotel qué lugar sería entretenido para salir y no caer en el odioso Hip hopeo (ya sé que soy repetitiva, pero fue odio a primera vista). Ese día nos arreglámos miércale, full production y partimos a nuestra aventura sin más que unos cuantos dólares, pasaporte y la dirección de un lugar desconocido. Tomamos un taxi, que para variar están conducidos por extranjeros con una pronunciación un cuanto dificil de entender...pueden imaginar la conversa? Nosotras perdidas y con un inglés que está lejos de la perfección y estos tipos que ni los nativos entieneden...bue este tema se los dejo para otro día. La cosa es que llegamos a un bar, fome como para 40 tones y nosotras que sólo queríamos dancing all night. Hablando con el tipo de la puerta nos mandó a otro lugar, donde el ambiente era más entrete, pero no dejaba de ser bar..de ahí llegamos a una disco (nunca me ha gustado esta palabra) que si era entrete y terminamos bailando felices como perdices y un poco entonadas, debo admitir. Esto obviamente, no fue nuestra culpa, sino del recorrido anterior que nos llevó de bar en bar.

Para devolvernos al hotel caminamos como kunfu para poder tomar un taxi, hicimos dedo (es contra la ley) nos llevaron un par de cuadras y nos abandonaron en una esquina cuando nuestro conductor supo que ibamos al Drake, por qué? la respuesta era simple; estábamos al otro extremo de la ciudad, al otro lado del río, demasiado lejos de nuestro destino. Esto del recorrido por los bares fue lo que nos llevó cada vez más lejos, sólo un pequeño detalle que a la hora de volver fue importante, pues no teníamos cómo pagar el taxi. Menos mal que nos tocó un chofer a lo Bob Marley que por pura buena onda y pena nos llevó devuelta por la mitad del precio que correspondía y con cara de les presto plata...que vergüenza! juntamos hasta el último centavo y nos bajamos muy campantes frente al hotel más lujoso de la ciudad.

Ahora que recuerdo todo esto me da ataque de risa...que manera de pasarla bien y que plancha pasamos por darnos la gran vida..pero de eso nadie sabe, sólo los que se den el trabajo de leer este blog.

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